lunes, 30 de abril de 2012

Los Jardines De Mi Alma


-- ¿Cómo puedes asegurar que me amas? Solo tienes 16 años, y dices que harías todas esas cosas por mí…
-- ¿cosas como dar mi vida, detener mis planes y no destruir al mundo?
-- No te entiendo, eres extraña…
-- No, lo que pasa es que tú no comprendes algo… Veras, el amor es como un jardín…
-- ¿Un jardín?
-- Si, un gran y vasto jardín, todo el mundo tiene uno… El corazón… La tierra del corazón es donde florece el jardín, las flores, las plantas, las frutas, el árbol…
-- ¿Y yo hice florecer tu jardín?
-- No, no tu… Veras, muchos dicen que el amor es como una semilla, que hay que cuidarla, regarla, darle cariño, tiempo y todas esas boberías…
-- Sabía que me saldrías con esta mariconada.
-- Cállate. Solo escucha, no me interrumpas a menos que sea importante, pero yo no lo creo así… A veces amamos a una persona, estamos consientes de que tal vez sentimos algo por una persona, tal vez realmente queremos que esa persona sea parte del jardín…
-- Continúa…
-- A veces ocurre, que no es como lo planeamos, amamos a la persona que merece ser amada, que te ama igual… En el amor, es difícil distinguir cuando es verdadero… Pero cuando lo es… Florece sin necesidad de esfuerzo alguno, pronto toda aquella extensión de tierra fértil se convierte en un jardín impresionante, flores, plantas, arboles y frutas colorean el jardín de diversas formas…
-- ¿Y cómo lo distingues? ¿Por qué creerías que yo hago florecer tu jardín?
-- Creí haber dicho que tú no haces florecer mi jardín…
-- ah, es cierto… Pero ¿Cómo lo distingues? ¿Cómo te das cuenta que una persona hará florecer tu jardín?
-- No te das cuenta hasta que de pronto, es el paisaje más bello que puedas ver… Que jamás veras…
-- No lo comprendo.
-- Ese jardín que esa persona hizo florecer, no necesita cuidados, ni esfuerzo ni tiempo… Puede bastar un día, dos, tres, una semana, un mes y cinco días, o cuatro años y medio…
-- Creo que ya se quien hizo florecer tu jardín…
-- Calla, y escucha. Lo que haya sucedido en ese momento, las sensaciones, los recuerdos, las memorias de tu amor de antaño, todo eso perdurará para siempre… Así el jardín se haya secado, así solo quede un desierto en el interior de tu alma…
-- Me confundes…
-- Es normal, apenas voy a la mitad… Cuando tu jardín florece al punto máximo, hasta llegar al estado máximo de felicidad, cuando todo es verde, cuando todo tiene color y forma, brilla por sí mismo cuando la luz del sol le acaricia… Es entonces cuando te das cuenta que esa persona es la indicada, y también cuando lamentablemente te das cuenta que aunque se aleje de ti, su esencia, su ser, sus gestos, su alma… Lo que sea, algo… Siempre estará contigo, impidiéndote continuar, rehacer tu vida, impidiendo al suelo ser tan fértil como lo fue una vez…
--Eso es triste… ¿Eso quiere decir que realmente no me amas tanto como lo has dicho?
-- Espera, aquí viene la mejor parte… Una vez que esa persona que compenetro tanto en tu ser… Se aleje, lo pierdas… Desde el momento en que vez sus ojos y te das cuenta que es la última vez…  Sabrás que nada será nunca igual… Cada persona que conozcas, que intente ocupar su lugar, cada persona que te haga sentir las mismas sensaciones, siempre será imposible no pensar en el, en esa persona que hizo florecer tu jardín… Sera imposible olvidarle, porque de alguna forma… Aun vivirá en ti… Aunque ya no sea material, aunque no esté contigo, aunque él o ella este en otro lugar… con otra persona… Siempre estará contigo… dentro de ti, recordándote que el amor realmente existió alguna vez dentro de ti, que realmente el mundo tiene una razón para ser salvado.
-- ¿Por eso no destruirías al mundo, porque no quieres destruirle a él?
-- No lo destruiría, porque sería destruirte a ti… No lo haría, porque, aunque haya perdido a la única persona que alguna vez me hizo sentir en el éxtasis… Escucha, mi jardín, fue alguna vez el más majestuoso de todos los jardines… Pleno, y lleno de vida… Ahora solo queda un desierto, esta marchito, solo quedan rezagos de lo que alguna vez pudo ser…
--¿y...?
-- Pero, aun hay esperanza… En alguna parte de mi jardín quedo, una planta, un helecho, una semilla a medio crecer… Una planta al borde de morir… Enferma, descuidada, a punto de marchitar…
--¿Cómo?
-- En mi jardín puede aun florecer grande y fuerte, aunque sea solo un poco, un pedazo de tierra que aun no está erosionado con la soledad y la agonía de haberle perdido antes… Ahí, es donde tú sembraste raíces… Donde tú, la ilusión de amarte, crece, débil y enferma… Pero crece…
-- Pero tú habías dicho que el jardín solo crecía una vez…
-- Así es, nunca jamás volverá a ser el mismo que fue alguna vez… Jamás. Ni aunque la misma persona regrese y le haga florecer… Es algo que solo quedara en mi… Pero, puedo equivocarme… Puede ser que aquella vez no haya sido la máxima… Puede ser que de todas aquellas plantas, lo que quede, la experiencia… Sirva de abono para que mi planta enferma y débil crezca más allá de lo que alguna vez creció el anterior…
-- Estas diciendo, ¿qué crees que yo soy la persona a la que realmente amarías?
-- Estoy diciendo, que no sería capaz de destruirte, no sería capaz de alejarte de mí… No sería capaz de vivir sabiendo que te perdí… Porque, tal vez… Tú seas mi última oportunidad… De amar.
-- Me has erizado la piel…
-- Me has hecho darme cuenta de algo...
-- ¿De qué?
-- De que realmente, esa planta, y esa ilusión… Pueden ser más fuertes de lo que realmente creía.
-- ¿Me amas?
-- Es algo, que jamás podre contestar…
-- ¿Por qué?
-- Por que jamás sabré si tu jardín está floreciendo o no…
-- Tal vez, esta mas verde de lo que crees…

martes, 10 de abril de 2012

Entre la vida & la muerte.

Estaba lloviendo y me encontraba en un lugar desconocido, ni siquiera recordaba mi nombre, mucho menos como es que había llegado ahí. Me encontraba en medio de lo que parecía un pueblo, y frente a mi había una casa modesta y pequeña con pinta de estar abandonada, era apenas perfecta para resguardarme de la lluvia que caía sobre mis hombros. Entre en la vieja y descuidada casita, ocultándome de la vista de los dueños que en ese momento barrían, lo más extraño de la situación es que barrer la lluvia para mi resultaba inútil. Pero bueno, por alguna extraña razón no me extrañaba, eran gente diferente a la citadina que ahora entraba en su casa.
Al entrar, me encontré con una habitación común, y de no haber sido mi curiosidad tan grande, me hubiese quedado ahí hasta que parara de llover, pero llamo mi atención una puerta metálica, lo cual era extraño para estar en aquella casita de pueblo. Fui a  explorarla con intenciones de descubrir el motivo de aquello. Al recargarme sobre ella y mirar por el estrecho compartimento que había, esta me dejo caer hacia delante y entrar en una habitación realmente impresionante. Miles de robots formados en fila estaban ante mis ojos, extrañamente, la habitación ocupaba mucho más terreno del que la casita aparentaba por fuera. No quería pasearme entre aquellas filas de robots, que no sabía que intenciones pudieran tener. Así que entre en la puerta más cercana que no era por la que había entrado ya que al intentar abrirla me di cuenta que solo se abría hacia fuera, y por más que la empujara, no podría abrirla, me aventure entonces en la siguiente que se veía mucho más normal que la puerta metálica. Al entrar, todo estaba oscuro, sin embargo pronto me di cuenta que tenia compañía, una robot se había aventurado conmigo a entrar en la siguiente habitación, al mirarla me di cuenta que sus intenciones eran meramente de curiosidad, pues no me había amenazado con hacerme daño o algo por el estilo, solo me acompañaba. Al mirarla pronuncio unas cuantas palabras y las luces se encendieron. Entonces me di cuenta que me encontraba en lo que parecía un baño, bastante limpio por cierto. En un lado la pared parecía, una puerta corrediza, de esas que se usan en las regaderas y del otro había dos puertas una por donde había entrado y otra que me llevaba a no sé dónde. En el centro de la habitación estaba una tina y dentro de esta había un robot, que a juzgar por su apariencia física, era un robot hombre.
Súbitamente se levanto, y camino hacia donde estaba yo, sin hacer ningún movimiento violento, me acerque a él y pronto comenzó a hablar sobre los misterios que escondía aquella casita de campo.
-- ¿Que es lo que sucede aquí? ¿Qué es todo lo de la habitación anterior? – pregunte curiosa y ansiosa por la respuesta.
-- No puedo revelarte mucho—su forma de hablar, semejante a la de un humano, era fluida y constante—pero me presento soy bio—robot TR… O Terry. Y la que viene a tu lado es Bio—robot MRN… O Merrin. Y la habitación en la que ahora te encuentras, está protegida con cristal corredizo para protegerte de la bestia que habita al otro lado de las bolas de estambre gigantes. – Esto me asombro a sobre manera.
-- ¿Bolas de estambre? – Repetí – esto es de locos.
-- Solo un poco, prefieren llamarse excéntricos. – contesto con una agradable sonrisa. – En cuanto a la bestia, si en caso de que este vidrio corredizo se rompiera, será necesario que entres al automóvil que esta a tu izquierda.
Entonces me voltee a mi izquierda y me encontré con un volkswagen oscuro con una pinta muy sombría y Nazi. El cual no había visto al entrar. -- ¿De dónde salió el carro? – Pregunte confundida.
-- De donde haya salido si se llegara a correr la puerta, seria tu único refugio. – Entonces se acerco a la puerta corrediza de vidrio y de entre las bolas de estambre, por un compartimento más pequeño, salió un perro que en apariencia, era adorable y tierno, pero parecía tener asustados a los robots. – ¡La bestia! – Exclamo Terry, mientras el perro de no más de 20 cm de alto corría hacia mi – ¡Entra al carro, entra! – gritaba mientras Merrin solo se quedaba quieta en un rincón, yo asustada, puesto que nada de lo que había en la casa era normal, intente entrar al auto, sin embargo, todo fue inútil pues el seguro estaba puesto y no podía abrir la puerta.
El perro—bestia, termino por alcanzarme. Pero era visiblemente adorable, me acerque con suavidad recordando que si le demostraba miedo podría aprovecharse de ello. Entonces lo acaricie, y de la nada el perro me miraba con una mirada fría que me helo el corazón.
-- Dame de comer tu carne – Dijo el mismo perro, lo cual me sorprendió a sobremanera, pues nada de lo que veía, escuchaba o sentía en aquella casa era congruente. – Quiero que por haberme tocado, me des dos de tus dedos.
-- Pero si eres un perro que habla, y encima eres cortes – pensé en voz alta – ¿qué dedos debo entregarte para que me dejes salir de esta extraña y loca casa? – Le pregunte.
-- Los dejo a tu elección, porque me caes bien – Lo mire incrédula y luego mire mi mano, decidí entonces darle los meñiques, si es que eso necesitaba para salir ilesa de aquí. – Pero que sean unos que sepas que no utilizaras nunca en tu vida.
-- Los meñiques – sonreí, pero entonces Merrin se acerco a mí, y extendió los dedos anulares míos. – eh, pero si algún día me casaré. – Exclame enojada.
-- Es lo que crees – Dijo ella, y miro al perro el cual asintió – Esos son los que ha elegido el perro.
-- ¿Qué? – Exclame confundida – Esperen un momento, ¿quién demonios es el perro, quien demonios son ustedes? y por ultimo ¿Dónde demonios estoy? – Pregunte ya desesperada -- ¿Y cómo salgo?
-- Si quieres salir, debes darme tus dos dedos anulares – me dijo tajante, el perro.
-- ¿Y si no quiero? – esto comenzó a darme miedo. -- ¿Qué me harás?
-- no lo retes – dijo Terry – Venga, vamos a buscar alguna cosa que haga que te duerma las manos y no sientas cuando te quitamos los dedos – Me asuste a sobremanera, de nuevo pero antes de poder decir nada, me tomo de los brazos y me llevo por la puerta que no había explorado antes.
-- ¿A dónde me llevas? – le pregunte asustada, pero de alguna forma, su rostro de buena persona me daba confianza.
-- Debes de salir de aquí, no estás segura, no lo crees pero ese perro tiene mucho poder sobre todo lo que está aquí. – No comprendía ni pio de lo que me trataba de decir, sin embargo, intente seguirle el paso hasta llegar a una habitación que me resulto familiar. – ¿La recuerdas? – Me pregunto Terry melancólico -- ¿O ya te borraron la memoria?
-- Me resulta familiar, pero no soy capaz de reconocer nada… -- Suspire, y me pase entre los muebles, mire los portarretratos, y entonces comencé a llorar, Terry se acerco a mí como si supiera el motivo, pero era dudoso, ya que ni yo misma lo sabía. -- ¿Por qué estoy llorando? ¿Qué ocurre en esta casa? – pregunte entre sollozos.
-- ¿No lo recuerdas? – me abrazo, pero yo era incapaz de recordar, de pronto, memorias venían a mi mente, y tal como venían se esfumaban, entonces me di cuenta de quién era, donde estaba y como es que había llegado ahí.
-- Déjala Terry, lo acaba de recordar. – Dijo Merrin desde la puerta de la habitación – Es hora de que te amputen los dedos – Su voz era sombría, nada que ver la dulce y amable Merrin que había conocido algunos momentos antes, me asuste, no quería aceptarlo, sabía que todo podría ser un error y que yo no debía estar ahí, pero no, era real. Y me encontraba muerta, en algún mundo anterior al cielo, o al infierno, o lo que fuera que viniese después.
-- No quiero irme de aquí – Dije sollozando – No puedo estar muerta – mis cabellos oscuros cayeron sobre mi rostro y algunas lagrimas mancharon el piso.
-- Lo lamentamos, pero no es algo que elijamos, simplemente te llego la hora, y eso es lo que debía suceder, moriste sin comprometer, por ello te cortamos los dedos anulares, moriste joven, por ellos caminas y tienes tanta vitalidad. Pero viviste en plenitud, por lo menos ahora, déjanos prepararte para el mundo que te espera. – Terry, era una buena persona, estaba conmigo, me abrazaba, parecía que le agradaba. Pero Merrin pronto comenzó a sollozar.
-- Ninguno de nosotros eligió estar aquí, yo tenía una vida, oportunidades, un futuro, y morí, un estúpido me violo y me lanzo una piedra en la cabeza, me iba a casar con el amor de mi vida, y me mataron – sus lagrimas comenzaron a ser más abundantes. -- ¿Y tu Anna? – me gritaba en la cara. – Lo tenías todo, Judas te quería, pero tu estúpido comportamiento lo alejo de ti, regresas a casa, y tu padrastro te hipnotiza para que te suicides, por 5 dólares te compro una muerte mejor. – No entendía por qué estaba enojada, pero me sentía mal, pues lo recordaba todo. Y aun así, estaba confundida.
-- No hay forma de regresar – Susurro de nuevo el perro – estas muerta, pequeña y no hay nada que pueda remediarlo.
-- ¿Por qué eres un perro que habla? – pregunte, al voltearlo a ver. – ¿También estas muerto? ¿Eres un perrito que atropellaron? – Me puse a acariciarlo, ahora convencida de que no me iba a ocurrir nada.
-- No, pero mi misión en este mundo, entre el de los vivos y los que ya han sido juzgados y preparados es muchísimo más importante de lo que puedes imaginar en este momento. – Su voz era grave, como la de una persona que está muy segura de lo que habla.
-- ¿Y por qué entonces armaron el teatro de la bestia y todo eso? – Pregunte curiosa.
-- La curiosidad te trajo a esta habitación, en veces es bueno dejar las cosas como están y no pedir detalles – contesto Terry.
-- ¿Qué cosas debo de hacer antes de ser juzgada e irme de este mundo? – pregunte un poco decepcionada, ya que Terry me había dicho, en pocas palabras, que no preguntara más que lo necesario.
-- Te amputaran los dedos anulares, será lo primero – comenzó Merrin – Luego, pasaras por las siguientes dos habitaciones, -- Terry siguió – en la primera, te despedirás de todos tus seres queridos, pero tiene que ser antes de que salga el sol, porque solo puedes visitarlos en sueños – Luego siguió el perro – en la última, te estaré esperando, para llevarte a donde mereces ir, lo cual no lo sabrás hasta que llegues, pero en la última habitación al emprender nuestro último viaje juntos, debes de saber que no podrás hablar, ni mirar nada de lo que te rodea, como un ciego y su perro caminaremos un largo rato. – concluyo.
-- Entonces, ¿si entro a esa puerta con los dedos amputados será la última vez que los vea? – Pregunte temerosa de la respuesta, sin embargo solo los vi asentir con caras un tanto tristes.
-- Si te quedas en este mundo, poco a poco perderás tu esencia, y dentro de poco te veras como nosotros, como maquinas frías, irreconocibles a como éramos en vida – respondió Merrin – pero, algunos guardamos la esperanza de que algún día llegara al que dejamos en vida.
-- Tal vez tienen razón, y deba aventurarme… Lamento lo que les he ocasionado, lamento todo, realmente es así. – Y le di mis manos a Terry quien cerrando los ojos, en señal de que los cerrara yo también, los amputo, y aunque no sintiera dolor alguno, me ha dolido ver mi mano sin esos dedos. Al terminar, y verlos, Terry me sonrió apenado, pidiendo perdón con la mirada y le sonreí en señal de que no se preocupara.
Camine entonces hacia la puerta que conectaba con la siguiente habitación y voltee a ver a mis amigos, quienes estaban parados al otro lado mirando fijamente.
-- Cuídate, Anna – Dijo Merrin – Esta será la última vez que nos veamos, en mucho tiempo, no te olvides de nosotros – Sonrió y entre en la puerta dispuesta a despedirme de todos los que en vida me habían dado un poco de su cariño.
Al terminar, entre en la última puerta, al abrirla, una correa estaba colgada en un gancho clavado en la pared, la tome, y al instante deje de ver lo que me rodeaba, solo podía sentir como la correa me halaba y me dirigía. Imagine que sería el perro. Mientras caminábamos, escuchaba voces que me susurraban cosas muy extrañas.
--…Mi tío quería el reino de mi padre, su esposa y su vida, y termino por acabar con la suya… -- Me recordó  a Hamlet, pues numerosas veces había leído esa obra, pero no dije nada y seguí caminando. --… Nuestros padres no nos querían juntos, optamos por estarlo en la muerte… -- Ahora me sonaba a Romeo y Julieta. --… Oh, Berenice y sus dientes que parecían hechos de marfil, blancos como las perlas, me llevaron a mi perdición, ¿donde se encuentran ahora el motivo de mis desvelos y crímenes, donde los encontrare ahora? – Había numerosas voces hablando, sin embargo no pronuncie palabra alguna en contestación a sus plegarias, y seguí caminando hasta que deje de sentir que tiraban de la correa.
-- Hemos llegado – me dijo el perro acariciando mi pierna, y súbitamente todo se volvió visible de nuevo – Las voces que escuchabas, solo los de alma pura pueden escucharlas con tanta claridad, son voces de gente que se vio separada de lo que más amaba en vida, y a diferencia de Merrin, que espero a que llegara, siguieron el camino, pero en este camino hablaron preguntando a otros espíritus y se han quedado ahí atrapados, en su propia curiosidad. – Me asombre de esto, y mire a mí alrededor. – Estas en lo que muchos llamarían el paraíso, pero ese se encuentra al otro lado de la puerta, aquí en adelante, toda la vida que conociste antes se olvidara, para que vivas donde vivieron los primeros hijos de dios, Adán y Eva, y como ellos vivirás en inocencia pura. – Mire la puerta que estaba frente a mí, el piso, no  era de nubes como la mayoría de la gente lo piensa, era un pasto verde y vivo, y la puerta no era tan grande ni majestuosa como la gente lo pensaría, más bien era como la entrada a una cocina, un marco en la pared con puertas corredizas. Que no permitían ver lo que había más allá de aquella puerta.
-- Supongo aquí nos despedimos, pequeño – Le dije arrodillándome para acariciarlo – Aunque no quisiera olvidar lo que he vivido, no creo que al lugar donde vaya necesite mis recuerdos para sentirme viva. – Me acerque lentamente a la puerta y comencé a abrirla con los ojos cerrados, de esta, provenía una extraña luz blanca, me voltee a donde estaba mi peludo amiguito, y despidiéndome a la distancia me deje envolver por el toque cálido de aquella luz.

Inny, the awesome kitten

¡Un pequeño empujon a una nueva historia!
Bueno, Inny es una linda gatita que al nacer fue abandonada en un callejon, pues su madre, una gata callejera no podia alimentar a todos sus gatitos. Nunca se supo que ocurrio con los hermanos y la madre de Inny, pero ella desea que tengan la mejor de las vidas, asi como le toco a ella.
Es una gatita negra de ojos verdes, usualmente se ve en el espejo para ver cuanto a crecido, aunque para ella es dificil diferenciarlo, Jenny, su dueña, constantemente la saluda con un -- ¡Pero mirate como has crecido desde que te adopte! -- Por lo cual dentro de si, toma una postura superior a los demas gatos. Pues se cree que tiene la habilidad de crecer todos los dias.
Inny, es un tanto ingenua e inocente, parte de ello debido a que el mismo dia que fue recogida del callejon fue esterilizada, Jenny le explico que le habian quitado "eso que nesecitaba para madurar" y que no era nesesario para ella salir al mundo exterior nunca mas. Por lo cual tambien es dependiente hacia Jenny. 
Peroes una gatita muy adorable. Siempre esta intentando ayudar a Jenny aunque ella no lo note.
Su mejor amigo es un raton llamado Ron, que vive en la cocina y se alimenta de las croquetas de Inny.

Cabe destacar que pronto habra un blog para esta novela... Un giro nuevo en mi estilo de escribir. Dedicado especialmente para mi gatita Darkness....

¡Va para ti! Darky...

lunes, 9 de abril de 2012

Inny, the awesome kitten

Solía ocurrirme a menudo, pensar… ¿Es verdad que todo ocurre por una razón? ¿Y si es así, porque a veces sentimos que no encontramos esa razón?
Verán… Soy un gato como cualquier otro… Y mi nombre es Inny, soy hembra, no piensen mal de mí… Desde que tengo memoria, siempre ha habido disconcordancia sobre mi destino. Cuando nací, recuerdo bastante poco.
Cuando crecí, recuerdo aun menos. Es difícil creer que una gatita tan mimada como llegue a ser, hubiera nacido y crecido en un oscuro callejón rodeada de ratas y otras alimañas sin contar los perros que a veces llegaban ahí para robarse la comida que con mucho esfuerzo lograba conseguir.
En fin… De no haber sido por Jenny, todo habría sido en vano, pues poco antes de morir de una intoxicación –créanme que comer ratas putrefactas, nunca ha sido buena idea a menos que sea la última opción—una persona me recogió y me llevo al veterinario, abandonándome ahí. Luego me abrieron mi pansa, una imagen que me dio tanto miedo, fue la de un humano cosiéndome la herida y luego dejando un brillante hilo azul relucir donde se suponía debía quedar la herida.
Luego de eso, lo demás fue historia, estaba yo metida en una caja de cartón muy dura que tenía unos barrotes, veía a la gente pasar pero cuando parecían que me iban a adoptar… Se alejaban pues el veterinario—el tipo que me hizo la herida y luego la cosió—les decía unas palabras que no entendía—pues en aquel entonces nadie se digno a enseñarme entender humano—y se alejaban con un deje de tristeza.
Espere unos momentos, y ante mi… Apareció ella. Tenía los ojos verdes, o por lo menos eso parecía, el cabello negro que no lograba tocar sus hombros, rebotaba pues sus elásticos rizos se expandían y se contraían al caminar, su sonrisa al verme, su camisa a cuadros azul y sus pantalones blancos. Jamás olvidare la primera vez que vi a Jenny Campbell. Hablo con el veterinario y este se puso a hablar con ella.
¡Aun recuerdo cuanto deseaba que ella se interesase en mí y me llevara con ella! Dado a que las dos éramos un tanto parecidas, pensé que ella podría comprenderme más que las otras personas que se acercaban a mí en un principio – Mis ojos gatunos son verdes, mi pelo es negro de las puntas y blanco de la raíz y bueno, me gustaría decir algo más sobre mí, pero los gatos no tenemos mucho de donde describirnos – ella se veía tierna y dulce, imagine que ella podría darme un hogar, como lo había escuchado de otros gatos en el callejón donde me crie.
Una vida normal al lado de su mascota humana, --o más bien esclavos—que los alimentaban, les hacían mimos, les tenían un baño privado—me imagino siempre una caja llena de tierra donde enterrar nuestros desechos sin tener que andar buscando un lugar especifico como en el callejón, que a veces tenía que dejar mis desechos en un periódico a la vista de todos, ¡Qué pena!—agua, juguetes… una cama calientita, seca en días de lluvia. A veces tenían que soportar ser bañados, pero imagino que es parte de los cuidados, nuestros humanos no querrían que nosotros ensuciáramos nuestras pertenencias.
Entonces, estaba yo perdida en mis fantasías, donde esa chica me cuidaba y me hacia mimos, cuando se acerco a donde estaba, de pronto me vi reflejada en esos ojos verdes—que luego me di cuenta podía cambiarle de color con solo tocárselos y tocar el agua dentro de unos contenedores—y me sonrió con amabilidad. Vi sus labios abrirse y cerrarse diciendo cosas que no entendía, la miraba asustada, pensé que tal vez el doctor la alejaría de mi también y que nunca seria adoptada. Se dio un giro para mirarlo de frente, seguía hablando, yo estaba aterrada, cuando de pronto de nuevo, me miro e hizo una mueca, abrió la pared de barrotes y me tomo en sus cálidos brazos.
De alguna a otra forma reía con suavidad, yo me aferre a sus ropas con mis garras y no me quería soltar. Entonces el veterinario se acerco a mí, me acaricio y finalmente, la chica me llevo a uno de esos que llaman autos, los había visto pasar algunas veces frente al callejón, sin embargo, nunca me moleste en preguntar a los gatos veteranos como se llamaban.
Se metió ahí, donde otros dos humanos la esperaban y comenzamos a movernos, yo estaba asustada… maullaba con terror al mirar a  mi alrededor y no reconocer nada…
-- ¿A dónde me llevan? ¿Quién eres? ¿Y mi callejón? – cuestionaba yo, sin lograr ser entendida, ella solo me miraba con esos ojos. ME acercaba a su rostro y debí haberla rasguñado algunas ocasiones.
--Tranquila pequeña, estas a salvo ahora—susurro. Por alguna razón, aunque no lo comprendiera en el momento, su voz tan suave me tranquilizo…
Y fue así… Como Jenny entro en mi vida… Aunque ella a veces lo llame como Inny entro en la suya…